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jueves, 13 de octubre de 2011

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NUESTROS TRES CEREBROS

CEREBRO
El cerebro forma parte del Sistema Nervioso Central de los vertebrados y se encuentra ubicado dentro del cráneo.
En la especie humana pesa en promedio 1,3 kg y es una masa de tejido gris-rosáceo que está compuesto por unos 100.000 millones de células nerviosas aproximadamente (en un cerebro adulto), conectadas unas con otras y responsables del control de todas las funciones mentales. Asimismo, el cerebro es el centro de control del movimiento, del sueño, del hambre, de la sed y de casi todas las actividades vitales necesarias para la supervivencia.

Todas las emociones humanas como el amor, el odio, el miedo, la ira, la alegría y la tristeza están controladas por el cerebro. También se encarga de recibir e interpretar las innumerables señales que se envían desde el organismo y el exterior. La gran superficie que posee el cerebro y su complejo desarrollo justifican el nivel superior de inteligencia del hombre si se compara con el de otros animales.

La corteza está dividida por una fisura longitudinal en una parte derecha y otra izquierda, denominadas hemisferios cerebrales, los cuales son simétricos, como una imagen vista en un espejo. Ambos hemisferios, se encuentran interconectados a través del "cuerpo calloso" que es un conglomerado de fibras nerviosas blancas que los conectan y transfieren información de uno a otro.


Los Hemisferios
Si miramos al cerebro desde arriba hay una división en dos mitades que están íntimamente unidas por un arco de materia blanca llamado cuerpo calloso.

Los investigadores han descubierto que las dos partes tienen alguna especialización.

El hemisferio izquierdo está relacionado con la parte derecha del cuerpo. Dicho hemisferio está relacionado con el lenguaje, y parece ser el principal responsable de sistemas similares como las matemáticas y la lógica.

El hemisferio derecho está relacionado con la parte izquierda del cuerpo. Dicho hemisferio tiene más que ver con cosas como la orientación espacial, el reconocimiento de caras, y la imagen corporal. También parece que gobierna nuestra capacidad de apreciar el arte y la música.

Los ojos están conectados a los hemisferios de una forma un poco complicada. La parte derecha de cada retina (la cual ve las cosas a la izquierda del punto de fijación) va hacia el hemisferio izquierdo. Lo que esto significa es que, si tienes a alguien con la mirada fija en un punto de fijación y le muestras brevemente algo a la izquierda, es el hemisferio derecho el que recibe la información. Si les muestras algo a la derecha, es el hemisferio izquierdo el que recibe la información.


HEMISFERIO IZQUIERDO
El hemisferio izquierdo, tiene que ver con las funciones de: escritura, lógica, razonamiento y música rítmica.

El hemisferio izquierdo, controla el lenguaje y los pensamientos lógicos.

- Características del hemisferio izquierdo: Verbal, utiliza palabras para nombrar, describir y definir, utiliza símbolos para nombrar las cosas, prefiere estructuras de jerarquía. Tiene que ver con la asociación de colores con objetos, el pensar con palabras, los sentimientos controlados, el entendimiento de causa y efecto, el hacer, deletrear palabras, organizar, la expresión a través del lenguaje, las respuestas a instrucciones verbales, el cálculo y análisis matemático, analítico, el recordar nombres, hechos, días, las secuencias motoras complejas.


HEMISFERIO DERECHO
El hemisferio derecho, que tiene relación con las funciones de intuición, emoción, imaginación, creatividad artística y la música melódica.

El hemisferio derecho, es el que está involucrado en la creación de imágenes y también en lo que se conoce como “inspiración”.

- Características de pensamiento del hemisferio derecho: No verbal, espontáneo, depende de imágenes cuando piensa y recuerda. Tiene que ver con la intuición, el canto, recitar poemas, el ritmo, la discriminación de colores, hacer juego de objetos con imágenes, emparejar palabras con un significado, dibujar y manipular objetos, la expresión a través de la cara, la voz, los gestos corporales, las respuestas a instrucciones demostradas, la visualización, los recuerdos, el soñar despierto, la imaginación, creatividad, el descubrir.


El Lenguaje
El lenguaje es predominantemente una función del hemisferio izquierdo.

Una de las cosas que se descubrieron más tempranamente sobre el cerebro fueron los centros del lenguaje. Uno de ellos es llamado el área de Broca, en nombre del doctor que lo descubrió primero. Está localizada en la parte inferior del lóbulo frontal izquierdo. Un paciente que haya tenido un daño en esa área pierde la capacidad de hablar, lo que se llama afasia de expresión.

Otra área es el área de Wernicke, la cual está cercana al área de Broca pero en el lóbulo temporal, justo al lado del cortex auditivo. Esta es donde entendemos el significado del lenguaje, y un daño en esta área te llevaría a una afasia de recepción, lo que significa que no serías capaz de entender lo que se te esté diciendo.

Ocasionalmente, alguien tiene un daño en las conexiones entre las áreas de Wernicke y Broca. Esto lleva a una afasia de conducción. Algunas personas con este problema pueden entender el lenguaje bastante bien, y pueden producirlo igualmente bien. Pero no pueden repetir algo que acaban de oír.

Otra área importante es el giro angular, justo por encima y debajo del área de Wernicke. Sirve como conexión entre los centros del lenguaje y el cortex visual. Si esta área es dañada, la persona sufrirá de alexia (incapacidad para leer) y agrafia (incapacidad para escribir).



A) El primer cerebro en desarrollarse: el Tronco Cerebral y el Cerebelo
El tronco cerebral, fundamentalmente, sostiene las funciones básicas de la vida, incluidos el mantenimiento y control del ritmo cardiaco y la respiración. El tronco cerebral también tiene la tarea de regular nuestros diversos niveles de sueño y vigilia.

El cerebelo o “pequeño cerebro” también es parte de nuestro primer cerebro o “cerebro reptil”. Es una estructura de tres lóbulos unida al tronco cerebral en la parte de atrás del cráneo, debajo de la zona del neocortex. Ciertos tipos de acciones y respuestas simples, se aprenden, coordinan, memorizan y almacenan el cerebro (Por ejemplo, andar en bicicleta).

Las actitudes predeterminadas, reacciones emocionales, acciones repetidas, hábitos, conductas condicionadas, reflejo inconscientes y aptitudes que hemos dominado están todas conectadas al cerebelo y memorizados en el.

El cerebelo
El cerebelo está colocado en la parte posterior del cuarto ventrículo. Es una masa nerviosa voluminosa que pesa 140 g y se encuentra en la parte posterior e inferior de la base del cráneo. Se localiza por debajo de la parte posterior del cerebro del que lo separa un repliegue de la duramadre llamado tienda del cerebelo, el cual se introduce en la cisura transversa. El cerebelo tiene forma ovoide, ligeramente aplanado y con una escotadura central. En la línea media presenta una eminencia longitudinal llamada vermis, y a cada lado del vermis se encuentran dos eminencias voluminosas llamadas hemisferios cerebelosos, que está cubierto por una fina capa de sustancia gris, plegada en numerosas circunvoluciones finas.

El cerebelo se comunica con el cerebro a través de unos cordones de fibras llamadas pedúnculos superiores, con la protuberancia anular por los pedúnculos medios y con el bulbo raquídeo por los pedúnculos inferiores.

La sustancia gris contiene células en las cuales se originan fibras que van a formar sinapsis con los que provienen de otras partes del encéfalo y que penetran al cerebelo. Los impulsos de los centros motores del cerebro, de los conductos semicirculares del oído interno y de los músculos estriados llegan al cerebelo por los pedúnculos. Los impulsos motores del cerebelo son transmitidos hacia los centros motores del cerebro y de la medula con destino a los músculos.


B) El segundo cerebro en desarrollarse: el Mesencéfalo (o Cerebro Medio)
La zona del cerebro que se desarrollo en segundo lugar se denomina mesencéfalo; uno de los muchos términos para esta área es sistema límbico. Situado justo por encima del tronco cerebral, el mesencéfalo en un ser humano adulto tiene el tamaño de un damasco.

Nuestro cerebro medio es el que realiza todas esas maravillas que solemos dar por sentadas: mantener y controlar la temperatura del cuerpo, los niveles de azúcar en la sangre, la presión arterial, la digestión, los niveles hormonales, e innumerables procesos adicionales. Además de este tipo de funciones reguladoras, el mesencéfalo es responsable de las siguientes funciones:

Luchar y/o huir, alimentarse y tener sexo
Luchar y/o huir. El sistema nervioso autónomo se origina en el mesencéfalo y abarca el sistema nervioso simpático (de “luchar o huir”), que “salta” cuando usted se siente amenazado o siente miedo; esto inicia una secuencia de hechos internos automáticos: una explosión instantánea de adrenalina prepara a su cuerpo para huir; el flujo sanguíneo se dirige desde sus órganos internos a los brazos y piernas, maximizando su capacidad para moverse de modo que usted tenga más probabilidades de escapar. Cuando debemos enfrentar situaciones atemorizantes, los seres humanos respondemos, en los planos fisiológico y bioquímico, casi exactamente como lo haría un conejo o un perro.

Alimentarse. Cuando nos sentamos a comer, el sistema nervioso parasimpático nos relaja, conserva nuestra energía y prepara al cuerpo para la digestión y el metabolismo.

Tener relaciones sexuales. Cuando se dedica a esta función, entran en acción los componentes parasimpáticos y simpáticos de su sistema nervioso. Los primeros lo ayudan a “ponerlo en clima”, y los segundos se encienden cuando tiene un orgasmo.

Las estructuras del mesencéfalo
El mesencéfalo está compuesto por el tálamo, el hipotálamo, la pituitaria, la glándula pineal, el hipocampo, la amígdala y los ganglios basales.

Tálamo. Es el punto de encuentro de la mayoría de los nervios que conectan una parte del cerebro con la otra, al cuerpo con el cerebro y al cerebro con el cuerpo. Piense en el tálamo como en un tablero de mando o una torre de control de tráfico aéreo, que puede conectarse con cualquier parte del cerebro y del cuerpo. No existe señal en el medio ambiente que no pase por el tálamo. Los órganos sensoriales (oídos, ojos, piel, lengua, nariz) envían mensajes al tálamo y este los conduce a su destino final en el neocortex o cerebro consciente. El tálamo procesa información sensorial del mundo exterior, identifica y clasifica todo tipo de datos en la categoría adecuada, y los transmite a los numerosos centros conscientes en la corteza cerebral. Es el sistema de transmisión entre el neocortex y el tronco cerebral.

Hipotálamo. Esta área del mesencéfalo es una fábrica química que regula el entorno interno del cuerpo y equilibra nuestros sistemas con el mundo exterior. A diferencia del tálamo, que controla los estímulos externos la principal tarea del hipotálamo es hacer unos químicos denominados neuropeptidos, que mantienen en equilibrio los asuntos internos del cuerpo con respecto al mundo exterior. El hipotálamo controla y maneja funciones corporales tales como el apetito, la sed, el sueño, la vigilia, los niveles de azúcar en la sangre, la temperatura del cuerpo, el ritmo cardiaco, la presion arterial, el equilibrio químico y hormonal, el impulso sexual, las reacciones del sistema inmune y el metabolismo (Proceso de homeostasis: regula y mantiene el equilibrio químico y el orden interno del cuerpo).

Glándula Pituitaria. Es la responsable de segregar químicos que activan sus hormonas corporales. Las hormonas son químicos complejos que se producen en una parte u órgano del cuerpo, e inician o regulan la actividad de un órgano o grupo de células en otra parte del cuerpo. A la pituitaria suele llamársela glándula Maestra, porque rige y controla muchos procesos vitales del cuerpo. El hipotálamo envía señales químicas y eléctricas a la pituitaria, para que esta pueda hacer ciertos químicos que encienden diversos estados químicos/hormonales.

Glándula Pineal. Es una pequeña estructura que se ubica en la parte posterior del mesencéfalo, encima del cerebelo. La glándula pineal es la que regula químicamente nuestros ciclos de sueño y vigilia. Piense en esta glándula como en el reloj interno del cerebro: controla químicamente los patrones del sueño y la vigilia. En el cuerpo humano, dos neurotransmisores son producidos en su mayor parte por la glándula pineal. La serotonina, llamada neurotransmisor diurno, prepara al cerebro para estar despierto durante las horas del día. La melatonina, el neurotransmisor nocturno, prepara al cuerpo para experimental el sueño reparador durante las horas de oscuridad e interviene para que el cerebro sueñe.

Hipocampo. Es el que forma los recuerdos a largo plazo. Aprendemos de las nuevas experiencias y formamos recuerdos gracias a esta zona del mesencéfalo. Como una especie de empresa de recopilación de datos de la memoria, el hipocampo clasifica la información que ingresa de acuerdo con si tiene importancia a corto plazo o a largo plazo, y la archiva según corresponda. El tipo de codificación de recuerdos que se produce en el hipocampo se denomina aprendizaje asociativo o memoria asociativa. Cada vez que tenemos una experiencia nueva, el hipocampo, mediante la combinación de todos nuestros sentidos (vista, olfato, gusto, tacto y oído), nos permite crear un nuevo recuerdo. Pero esto solo ocurre después de los cuatro años de edad. La razón por la que no podemos guardar muchos recuerdos conscientes cuando somos muy pequeños es que el hipocampo no está completamente desarrollado. La memoria asociativa nos permite usar lo que ya sabemos para comprender o aprender lo que no sabemos; es decir, usar lo que nos es familiar para entender algo que no es familiar.

Amígdala. Es una estructura del mesencéfalo responsable de alertar al cuerpo en situaciones de vida o muerte. También almacena las cuatro emociones primitivas: agresión, dicha, tristeza. La amígdala también ayuda a asociarles distintas cargas emocionales a nuestros recuerdos a largo plazo. Es la región del cerebro más importante en la generación de miedo; es la parte del mesencéfalo que activa al cuerpo para que responda, incluso antes de que tengamos conciencia del peligro, por lo cual a veces a esto se lo denomina respuesta precognitiva. En los seres humanos, las experiencias emocionales altamente cargadas que involucran enojo, miedo, tristeza y hasta dicha, son codificadas por la amígdala como recuerdos a largo plazo.

Ganglios Basales. Los ganglios basales integran los pensamientos y sentimientos con las acciones físicas; son intrincados manojos de redes neurológicas que están interconectadas con el neocortex; se ubican en cada hemisferio del mesencéfalo, justo debajo del neocortex y encima de las estructuras más profundas del mesencéfalo. Por ejemplo, cuando Ud. andaba en bicicleta, los ganglios basales recibían información sensorial de su entorno por medio de los centros del cerebro consciente superior dentro del neocortex, además de las ordenes del neocortex mara mover los músculos y orquestar sus acciones. Los ganglios basales integraron sus pensamientos y sentimientos con sus acciones físicas, suavizaron los movimientos motores finos e impidieron que su cuerpo hiciera movimientos aleatorios e involuntarios. Además de ese papel, los ganglios basales nos permiten controlar nuestros impulsos, para poner en cámara lenta nuestra ansiedad y contribuir con nuestros sentimientos de placer y éxtasis.


C) El tercer y último cerebro en desarrollarse: el Neocortex
El neocortex es el asiento de nuestra conciencia y de nuestra creatividad como especie. Es el cerebro que piensa y razona, que nos permite aprender y recordar todo lo que experimentamos de nuestro mundo exterior, y luego modifica nuestras acciones para que hagamos algo mejor –o diferente- o repitamos una acción la próxima vez, si arrojo un resultado positivo.

Cuando el cerebro realiza activamente una de las llamadas funciones superiores (razonar, planear, intelectualizar, aprender, recordar, crear, analizar, comunicarse verbalmente, entre tantas otras), el neocortex está en funcionamiento. Sin él, nuestros sentidos todavía podrían alertarnos del hecho de que tenemos frio, pero no podríamos ir más allá de ahí.

La parte del cerebro nuevo a la que nos referiremos más a menudo es la capa externa, el neocortex o corteza cerebral, también denominada materia gris. Si bien solo tiene entre 3 y 5 milímetros de espesor, esta capa es tan rica en neuronas que, exceptuando el cerebelo, el neocortex tiene más células nerviosas que cualquier otra estructura cerebral.

Cuerpo Calloso. Es un puente de “fibra óptica” formado por cientos de millones de neuronas que conectan los dos hemisferios del cerebro nuevo. El cerebro nuevo está dividido anatómicamente en dos secciones diferenciadas, que son reflejo una de la otra, con cierto grado de simetría anatómica. A estas mitades se las conoce comúnmente como hemisferios cerebrales izquierdo y derecho. Estas cortezas gemelas literalmente encapsulan al mesencéfalo y al tronco cerebral. Cada hemisferio es responsable del control del lado opuesto del cuerpo. El cuerpo calloso es el camino de fibras neuronales más grande de todo el cuerpo, con un total de unos trescientos millones de fibras nerviosas.

Los cuatro lóbulos neocorticales. Los dos hemisferios cerebrales, a su vez, se subdividen en cuatro regiones separadas, conocidas como lóbulos. Así, como parte del neocortex, tenemos dos lóbulos frontales, dos lóbulos parietales, dos lóbulos temporales y dos lóbulos occipitales.

Lóbulos frontales. Son responsables tanto de la acción intencional como de la concentración de nuestra atención, y coordinan casi todas las funciones del resto del cerebro (la corteza motora y el centro del lenguaje son parte del lóbulo frontal).

Si le preguntaran: “¿Cómo ser consciente, donde piensa, sueña, siente, se enfoca, se concentra e imagina?”, lo más probable es que señale la zona de su frente, justo encima del puente de la nariz: el lóbulo frontal. El lóbulo frontal es el lugar donde descansa la percepción consciente. Cuando estamos conscientes y atentos al máximo, nuestro lóbulo frontal esta en el pico de su actividad. El lóbulo frontal es también el lugar donde nace la conciencia de uno mismo. Como el área más evolucionada del cerebro, es el lugar donde el yo puede expresarse. Debido al lóbulo frontal, rompemos con el perimido punto de vista de que el ser humano es tan solo un subproducto de experiencias sensoriales acumuladas.

Libre albedrio es una expresión clave que utilizamos para describir el lóbulo frontal. Asiento de nuestro libre albedrio y autodeterminación, el lóbulo frontal nos permite elegir cada uno de nuestros pensamientos y acciones y, al hacerlo, controlar nuestro propio destino. Cuando este lóbulo esta activo, nos enfocamos en nuestros deseos, creamos ideas, tomamos decisiones conscientes, hacemos planes, llevamos a cabo un curso de acción intencional y regulamos nuestra conducta. La evolución del lóbulo frontal nos confiere a los seres humanos una mente creativa, voluntariosa, decisiva, determinada, con solo ponerla en funcionamiento.

Los lóbulos frontales están divididos por regiones en subsecciones que son responsables de gran cantidad de funciones relacionadas. La parte posterior de los lóbulos frontales alberga a la corteza motora, que es una tajada vecina de tejido cortical, justo frente a la corteza sensorial. La corteza motora activa todos los músculos voluntarios del cuerpo y participa de todos nuestros movimientos y acciones voluntarios. Activamos la corteza motora cuando debemos llevar a cabo determinadas acciones y controlar movimientos intencionales. La corteza frontal también se extiende hacia atrás hasta los lóbulos temporales, donde se inicia el habla intencional en los centros del lenguaje. La corteza prefrontal es una región cortical relacionada con el máximo logro de nuestras capacidades en las áreas de la conciencia y la percepción. Esta es el área del cerebro que está más activa durante nuestros periodos importantes de concentración consciente y deliberada. Es en este compartimiento donde existe nuestra verdadera exclusividad como seres humanos.

Esta área nos permite reemplazar los patrones de estimulo-respuesta, acción-reacción, causa-efecto bajo los cuales vivimos inconscientemente día tras día. Por ejemplo, todos los programas automáticos y repetitivos que han sido “instalados” en el cerebro, tales como cepillarnos los dientes, manejar, discar números de teléfonos conocidos, peinarnos, etc., no son de ningún interés para la corteza prefrontal. Estas conductas predecibles y recurrentes, que parte de lo que constantemente vemos, olemos, saboreamos, oímos y sentimos, pueden realizarse muy bien sin la alianza de la corteza prefrontal.

Lóbulos parietales. Están ubicados justo sobre cada oído y se extienden hacia el punto medio superior de la cabeza, llegando hasta la línea media del cerebro. Es la región de la corteza relacionada con la sensación y la percepción. Los lóbulos parietales procesan lo que sentimos con las manos y el cuerpo, las llamadas percepciones táctiles y somatosensoriales. Por definición, somatosensorial es la información que recibidos del cuerpo (somato) y que sentimos (sensorial) en el cerebro. Características como la presion, la temperatura, la vibración, el dolor, el placer, el contacto con la luz, la discriminación entres dos puntos y hasta la conciencia de donde se ubican las partes del cuerpo sin tener que mirarlas (propiocepcion) están todas integradas en la corteza somatosensorial de los lóbulos parietales.

Los lóbulos parietales procesan la información del cuerpo recibida por nuestros nervios periféricos, principalmente la que proviene del exterior y, en menor grado, del ambiente interno. Recuerde que los nervios periféricos son esos nervios largos que actúan como cables de comunicación, transmitiendo información desde el cerebro al cuerpo y del cuerpo al cerebro. En particular, nos estamos refiriendo a los nervios periféricos que son sensoriales por naturaleza, los cuales reciben y procesan miles de millones de pedacitos de información a cada segundo, desde todas las partes del cuerpo, y la envían al cerebro. Estos nervios periféricos convergen desde distintas áreas del cuerpo (manos, brazos, piernas, dedos, pies, labios, lengua) y luego se conectan con la medula espinal, que sería el cable de fibra óptica que pasa toda la información entrante hacia el cerebro, específicamente, a la corteza somatosensorial.

Lóbulos temporales. Los lóbulos temporales se encuentran justo bajo la superficie de cada oído, apenas encima de cada uno de ellos. Son los responsables de la percepción auditiva, es decir del modo en que procesamos lo que oímos.

El tímpano vibra como resultado de las ondas sonoras que lo golpean, produciendo señales eléctricas que viajan por el nervio auditivo hacia compartimientos individuales en los lóbulos temporales. Estos se ocupan de la comprensión del leguaje, decodificando el sonido en significado. De esta función se encargan las regiones diversificadas del lado izquierdo del neocortex, a menos que estemos aprendiendo una palabra, sonido o lenguaje nuevos, en cuyo caso es el lóbulo temporal derecho el que se encarga del proceso.

Los lóbulos temporales están inextricablemente involucrados en el almacenamiento de ciertos tipos de memoria y facilitan la formación de recuerdos a largo plazo. Como sabemos, esta se produce a través del hipocampo. Una vez que vemos algo en el mundo exterior, el cerebro usa esta zona de asociación para procesar que vemos con que recordamos y cómo podemos sentirlo desde un punto de vista emocional. La mayoría de los millones de asociaciones adquiridas que ha experimentado en su vida están almacenadas en la corteza de asociación de los lóbulos temporales, para ser activadas cada vez que se las necesite. Así, los lóbulos temporales son responsables del leguaje, del oído (procesamiento de sonidos), del pensamiento conceptual y de la memoria asociativa. Los lóbulos temporales relacionan la mayor parte de lo que hemos aprendido y experimentado por medio de nuestros sentidos a lo largo de toda nuestra vida, con personas, lugares, cosas, momentos y hechos pasados bajo la forma de recuerdos. Podemos asociar lo que oímos, vemos, sentimos, saboreamos y olemos, y son los lóbulos temporales los que posibilitan esta habilidad.

Lóbulos occipitales. Los lóbulos occipitales son los centros de la visión. La corteza visual, como se llama a veces a estos lóbulos, tiene seis regiones diferenciadas que procesan datos del mundo exterior para que nosotros podamos ver de manera coherente. Esta complejidad es lógica, porque la visión es el sentido en que los seres humanos nos apoyamos para funcionar en el mundo.

Si, empezando por la parte posterior del cerebro, cortáramos el lóbulo occipital seis veces con un cuchillo, como rodajas de un pan, hacia el lóbulo temporal, tendríamos una buena idea de cómo está organizada la corteza visual. Estas regiones están funcionalmente separadas de modo que puedan procesar distintos datos sensoriales relacionados con qué y cómo ve el cerebro. Hay seis capas diferenciadas, destinadas a interpretar cualidades visuales como luz, movimiento, forma, figura, profundidad y color. Para cuando la información ha pasado por estas capas de neuronas especializadas que le dan sentido a la luz, al movimiento, a la forma, al contorno, a la profundidad y al color, se ha creado una imagen continua. Entonces, esa imagen se distribuye a las áreas adecuadas relacionadas en el lóbulo temporal del cerebro, que colabora con la corteza visual para darles significado a los datos que ingresan.



Resumiendo…
La medula espinal actúa como un cable de fibra óptica que transmite impulsos desde el cerebro a otras partes del cuerpo y entrega mensajes desde el cuerpo de vuelta al cerebro.

El tronco cerebral ayuda a regular las funciones primarias, tales como la respiración, la deglución, la presion arterial, los niveles de vigilia y el ritmo respiratorio.

El cerebelo es responsable del equilibrio. La postura y la posición del cuerpo en el espacio. También coordina los movimientos y posibilita las conductas y recuerdos automáticos “instalados”.

El mesencéfalo actúa como el cerebro químico, donde se produce la regulación interna automática y se mantiene el equilibrio químico. También ayuda a organizar con nuestro mundo interior las señales provenientes del mundo exterior.

El tálamo actúa como una caja de empalmes para integrar toda la información sensorial que ingresa (excepto los olores) hacia diversas regiones de nuestro cerebro relacionadas con el pensamiento consciente.

El hipocampo es responsable de formular las experiencias con recuerdos emocionales asociados, procesar información vital durante el aprendizaje y codificar los recuerdos a largo plazo.

La amígdala trabaja con el hipocampo para genera emociones primarias a partir de percepciones externas y pensamientos internos. Ayuda a cargar emocionalmente las experiencias y advertirnos acerca de información sensorial vital.

El hipotálamo regula químicamente el ambiente interno del cuerpo, a fin de mantener la homeostasis. Aquí se regulan condiciones tales como la temperatura corporal, los niveles de azúcar en la sangre, los niveles hormonales y las reacciones emocionales.

La pituitaria recibe del hipotálamo órdenes de segregar hormonas bajo la forma de péptidos que circulan por el torrente sanguíneo y activan las diferentes glándulas, tejidos y órganos del cuerpo.

La glándula pineal regula químicamente los niveles de sueño y los ritmos cíclicos de la procreación y el apareamiento.

El cuerpo calloso es una lámina de fibras que conecta los dos hemisferios del cerebro, para que puedan intercambiar información.

La corteza cerebral es el asiento de nuestra percepción consciente y la responsable de desarrollar nuestras funciones sofisticadas, como el aprendizaje, la memoria, la creatividad, la invención y la conducta voluntaria.


Fuente: Desarrolle su Cerebro (Dr. Joe Dispenza)

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