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viernes, 9 de noviembre de 2012

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ENTREVISTA CON MARCELO PALADINO (DECANO DEL IAE)

"Hay un nivel de ignorancia absurdamente alto"

El decano del IAE -Marcelo Paladino- , la escuela de negocios de la Universidad Austral, dice que la mejor gente se va del país o se queda agregando valor en las empresas, pero no se acerca a discutir problemas comunes.

Capacitar a gran parte de los ejecutivos de la Argentina y de la región no es tarea fácil. Y mucho menos por estos tiempos, cuando la coyuntura reescribe continuamente los programas de las escuelas de negocios.

¿En qué anda el IAE de la Universidad Austral?
Marcelo Paladino, decano y miembro del Consejo de Dirección de la institución, dice que están en un proceso de repensar todos los programas. "Tuvimos que flexibilizar nuestra idea de que no hacemos especialidades. Por ejemplo, dictamos un programa de energías renovables. Estamos en pleno proceso de regionalización", dice. Conocedores como pocos de los problemas que aquejan a los empresarios, Paladino dice que, además de los avatares macroeconómicos, a los empresarios les preocupa la corrupción. "De eso no se habla, pero importa mucho."

¿A qué se refiere cuando habla de cambios en el IAE? 
- Además de una visión más regional, se trata de que haya un contacto personal con los alumnos. También hay que decir que los temas están más coordinados, son interdisciplinarios, multiculturales.

¿Notan que hay un cambio en las preferencias en la matrícula? 
- Las herramientas básicas del management no cambian. Cuando hablamos de rediseño hablamos de cambio de contenidos. Actualmente, el departamento más grande que tiene el IAE es el de comportamiento humano, que trata de las personas.

¿Siguen con los casos de Harvard o se enfocan en la región? 
- Hay un conjunto de gente que viene conociendo el método del caso, por lo tanto eso se mantiene. Pero es verdad que la visión regional que tienen es mayor a la que tenían antes, además de estar más capacitados. Nuestra meta es que el 50% de lo que escribamos no sea de la Argentina y sí de la región.

¿Cuál es el cambio, entonces? 
- Los mejores directivos son los que pueden entender qué les pasa a las personas que forman la compañía. En las escuelas de negocios ya no se da la solución, sino que se enseña a entender, por qué ocurre, cómo es el grupo de gente al que le afecta el problema. Ya no se puede aplicar la receta de la experiencia a los problemas actuales. Ser buen directivo es la persona que puede hacerse las preguntas adecuadas. Además, un buen directivo es el que puede asumir los riesgos que la propia incertidumbre le genera.

¿Tener a la plantilla motivada es el gran desafío? 
- Sí, hay que tener la capacidad de poder alinear a las organizaciones.

¿Notan cambios con sus alumnos de la Generación Y? 
- Lo empezamos a notar. Pero no tanto en los alumnos sino en los directivos que se capacitan y que tienen el problema.

¿Cómo definiría el problema? 
- Hay varias vertientes. Las motivaciones por las que se mueven son diferentes; son proyectos personales y no corporativos. Hay una desalineación entre el objetivo personal y el corporativo.
Las herramientas de retención caen, cambian, son distintas. Tiene que haber incentivo de realización personal y no sólo económico. Y desde el punto de vista de la gestión es gente más desestructurada.

¿Cómo ve a la representación empresaria en el país? 
-En la Argentina alguien habla mal de un empresario y nadie sale a defenderlo. O se dice que hay corrupción y los empresarios no dicen que eso está mal. 

Pero ellos prefirieron mantenerse callados... 
- Si es así, se sienten solos y no saben con quién hablar. Hay un sistema de diálogo de empresarios con el Gobierno que en Argentina nunca ha logrado funcionar.

¿Por qué no hay muchas multinacionales argentinas? 
- Cuando uno mira la internacionalidad de las empresas argentinas, es menor. Están pensando en la coyuntura más que en la regionalización, hay muchos problemas de corto plazo. Además, nos parece que para hacer de una empresa local a una multilatina se arrastra un país o una región, no se puede hacer sólo. Entonces si se mira: trámites administrativos y facilidad de salida; costo de capital para tomar riesgo en el exterior. Uno se pregunta: ¿sale el embajador argentino en el país donde estoy si tengo un problema o me tengo que arreglar sólo porque no entiende nada? La capacidad de hacer multilatinas no es sólo de la visión del empresario sino que también debe haber un proceso de apoyo de salida que hoy no está desarrollado.

¿Cuáles son los problemas comunes de las empresas? 
- Más allá de los desajustes macro, el otro problema común es la corrupción.

¿Dentro de las empresa? 
- En las empresas, entre las empresas, en lo público, desde lo público, en todos lados. Argentina es un país con un alto nivel de corrupción. Se dice poco, pero preocupa y mucho.

La corrupción no es un problema de costos nada más... 
- No claro. Es mucho más que eso. Tiene implicancias morales, sociales. El otro tema importante es la dificultad del diálogo público privado para avanzar al futuro. No se abordan los problemas comunes.

¿Cree que el Gobierno entiende a las empresas? 
- No. Cuando se contesta con adjetivos calificativos en vez de usar datos es que no se entiende a las empresas. Hay un problema de ignorancia muy grande, una falta de profesionalismo en todo lo público: ni en la representación empresaria ni en la gente que tiene que gestionar lo público. El nivel de ignorancia que tenemos es absurdamente alto; dejamos que la mejor gente no se acerque a resolver problemas comunes, que se quede a discutir lo público. Y ése es un problema enorme que tiene la Argentina. Duele ver que lo que nos estamos cargando es un país.


FUENTE: La Nacion

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