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viernes, 28 de febrero de 2014

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¿Diván o colchoneta?

¿Diván o colchoneta? | Escribe Flavia Lago, Columnista OK!
Directora del Centro de Yoga: Preparados, Listos, Yoga!

Hay una frase que decimos muchos profesores de yoga y es "lo que sucede en la colchoneta  es lo que sucede fuera de ella". La manera en que hacemos cualquier cosa es la manera en que hacemos todo: es por eso que la práctica de yoga es considerada una terapia. En la manera que hacés las posturas podés ver en el acto las tendencias de tu mente: si te aburrís y te movés todo el tiempo, si te criticás y abandonás rápidamente, si te excedés y te lesionás, o si te lo tomás en broma y evitás la experiencia. Y también podrás comprobar EN LOS HECHOS que probablemente no seas tan rígido, poco flexible o descoordinado como pensabas. 

Sin pretender excluir a la psicología o psiquiatría, los especialistas de la salud han comenzado a aconsejar la práctica de yoga a pacientes que padecen de ansiedad, ataques de pánico y estrés. Ya Patañjali decía: "la salud es la primera libertad". Si sufrís de ansiedad, ataques de pánico y otros desórdenes emocionales es crucial tomar el toro por las astas. Una acumulación de hábitos perjudiciales tendrá su efecto a largo plazo posiblemente resultando en la pérdida de la salud. Es por eso que el yoga cuenta con innumerables herramientas para ejercer este control saludable en nosotros. 

Hay un aspecto de la práctica del Yoga que me fascina y siempre trato de escribir artículos que representen de una manera práctica esta ciencia tan apasionante para mí. 

Los seres humanos estamos formados por 3 componentes esenciales: la consabida frase “cuerpo, mente y alma”. Pero ¿qué significa realmente este trío? A cada uno de ellos se corresponden 3 necesidades que es preciso satisfacer para llevar una vida equilibrada: la necesidad física es la salud del cuerpo y de sus sistemas, la necesidad psicológica es el conocimiento y discernimiento, y la necesidad espiritual es la paz interior, simplemente expresado. Cuando los 3 aspectos co-existen en nuestro paso por la vida, hay armonía. 

Siempre incito a los alumnos a observarse en las posturas durante la clase, cómo las arman, cómo las transitan, cómo las encaran, cómo salen de ellas, cómo se sienten! Cómo llegan a la clase y cómo se van. Hay una linda metáfora que digo a veces: “entrá y salí de las posturas como si entraras a un templo, a la casa de un ser amado, nunca darías un portazo en un templo! Entrá gracilmente y salí gracilmente, más allá de la flexibilidad o la fuerza. 

Posturas: Están las adoradas y están las odiadas, están las que quieren hacer siempre y las que no quieren hacer nunca. Hay que mirar ambas. Creo que en las posturas que queremos hacer siempre está la clave para encarar las que no queremos hacer nunca. En aquello que nos gusta y nos da placer hay una curiosidad excitante, una frescura y una entrega que en las otras no fluye. ¿No te parece? En la vida es igual. 

Entonces es ahí donde la necesidad psicológica entra en juego. Observar la actitud, la intención al moverse, al mirar, al escuchar, cómo nos sentamos, cómo nos sentimos, si nuestros sentidos están presentes, cómo es la respiración, la piel, tu pisada, el movimiento del brazo. Es por eso que los profesores hacemos tanto hincapié en la toma de conciencia del cuerpo y tratamos de que aquello que enseñamos sea aplicado más que nada en lo cotidiano: tu trabajo, relaciones, ideas, filosofía de vida, creencias, prácticas. Sino es como dice Osho: “durante 1 hora lo hacés, pero ¿las otras 23 restantes”? No tiene sentido, sino es una mentira. 

El maestro Iyengar lo expresa así: 
“La diligencia y el esfuerzo son requisitos indispensables para la práctica. Al comienzo el esfuerzo parece mayor que los resultados y son frecuentes los errores. La perseverancia hace que los avances vayan llegando con menor esfuerzo. Cuando la postura (como en la vida, acordate de las 3 necesidades del ser humano) se alinea correctamente, no hay rupturas en el flujo de energía. Esa es la forma de llegar a la ecuanimidad y equilibrio.” 

Patanjali, en sus Yoga Sutras enseñó: “Debemos tener presente que tan sólo el dolor que aún no ha llegado hasta nuestra vida es el único que puede ser evitado. Según sean las acciones del presente serán los frutos del futuro”. 

Entonces yo te pregunto: ¿en qué postura estás? Sentado todo el día, soportando presiones exageradas, autoimpuestas, viviendo rápido, enojado, tajante, alimentándote con lo primero que encontrás, descansando poco, divirtiéndote y sonriendo poco? Si alguna respuesta fue positiva, adelantate al dolor y cambiá tu postura frente a tu vida. Tenés una grandiosa oportunidad. 

La vida es ahora, no es mañana, ni en los feriados largos, ni cuando te tomás vacaciones. No la dejes pasar.

Tenés dudas y consultas sobre las clases de yoga?
O llamá a: Celular: 156.137.6620,  Fijo: 6380.2399

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