Cuando estás totalmente despierto, se produce un cambio:
la energía se desplaza del lado izquierdo al lado derecho del cerebro. Cuando
estás atento, te vuelves inmediatamente intuitivo. Te vienen ideas, imágenes de
lo desconocido, sin razón alguna. Puede ser que no las sigas, pero perderás
mucho por ello.
De hecho, todos los grandes descubrimientos de la ciencia
provienen también del hemisferio derecho, no del izquierdo.
Probablemente hayas oído hablar de Madam Curie, la única
mujer que ha obtenido el Premio Nobel. Trabajó exhaustivamente durante tres
años para solucionar un problema matemático pero no consiguió encontrar la
solución. Trabajó muy duro para encontrar una respuesta, lo estudió desde todos
los ángulos, pero no había manera. Una noche, cansada, agotada, se quedó
dormida y mientras dormía su mente continuaba dando vueltas al problema. Por la
noche se despertó, se levantó, escribió la solución en un papel, volvió a la
cama y se durmió de nuevo.
Por la mañana encontró la respuesta encima de la mesa y
no podía creer quién lo había escrito. ¿De dónde había llegado esta respuesta?
No podía haber sido del hemisferio izquierdo del cerebro, este lado había
estado trabajando duro para solucionarlo los últimos tres años. Además no había
ningún tipo de proceso en el papel, sólo estaba escrita la solución. Si hubiera
venido del lado izquierdo, el proceso estaría también escrito. Pero esta
respuesta era como un flechazo. El hemisferio izquierdo cansado, agotado,
incapaz, buscó ayuda en el hemisferio derecho.
Cuando te encuentres acorralado con un problema que no
puedas resolver lógicamente, no te desesperes, no pierdas la esperanza. Estos
momentos pueden traer grandes bendiciones a tu vida: son los momentos en los
que el lado izquierdo permite al lado derecho expresarse. Entonces, el lado
femenino, la parte receptiva, te da una idea. Si la sigues, se abrirán muchas
puertas. Pero también es posible que la ignores, que digas ¡qué tontería!.
El arte consiste en cómo funcionar desde el lado femenino
de la mente, porque la parte femenina está unida al todo y la masculina no lo
está.
El lado masculino es agresivo, vive en continua lucha; el
lado femenino vive en el abandono, en total confianza. Por eso el cuerpo
femenino es tan bello, tan curvo. Hay una profunda confianza en él, una armonía
profunda con la naturaleza.
La mujer vive totalmente entregada; el hombre está en
continua lucha, enfadado, haciendo esto y lo otro, intentando probar algo,
intentando llegar a algún lugar. La mujer es feliz sin llegar a ninguna parte.
Pregunta a una mujer si le gustaría llegar a la luna. Se quedará atónita
¿Para qué? ¿Qué sentido tiene? ¿Para qué molestarse? Su casa es perfecta.
A la mujer no le importa qué está ocurriendo en Vietnam, ni qué
ocurre en Corea, ni en Israel. A ella le interesa más qué ocurre en su
vecindario, quién se ha enamorado de quién, quién se ha fugado con quién
ella está interesada
en chismes no en política.
Dejas escapar muchas cosas en tu vida porque tu mente no
para de hablar; no permite...
Y la única cualidad de la mente es que es más articulada,
astuta, peligrosa, violenta. Y es por su violencia que se ha convertido en la
guía de tu interior, y esta dirección interna se ha convertido en la dirección
externa del hombre. El hombre ha dominado a la mujer en el mundo exterior
también; la violencia se ha impuesto sobre la gracia.
La mente masculina es un fenómeno problemático; por lo
tanto domina, se apodera de la situación. Pero en lo profundo, aunque logres
dominar, te pierdes la vida, y en lo profundo, la mente femenina continúa.
Al menos que permitas la expresión de tu lado femenino y
te rindas a él, al menos que te rindas a tus resistencias y a estar luchando,
no conocerás lo que es la verdadera vida y su celebración.
Muévete cada vez más hacia el hemisferio derecho, hazte
más femenino, más amoroso, entregándote, confiando, cada vez más y más cerca
del todo. No te vuelvas una isla hazte
parte del continente.
FUENTE: http://www.osho.com/es/read/featured-articles/body-dharma/tapping-into-our-intuition
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