Los aceites esenciales trabajan en el cuerpo mediante la absorción a través de la piel, en el interior del torrente sanguíneo, y también, por la inhalación de su aroma. Es importante conocer que los aceites esenciales tienen tres modos diferentes de acción según cómo interrelacionen con el cuerpo humano: farmacológica, fisiológica y psicológica.
El efecto farmacológico que poseen está relacionado con los cambios químicos que se producen cuando un aceite esencial penetra en el flujo sanguíneo y reacciona con las hormonas, enzimas, etc. El efecto fisiológico está relacionado con la manera como un aceite esencial afecta al sistema corporal, ya sea sedándolo o estimulándolo. El efecto psicológico tiene lugar cuando una esencia es inhalada y el modo como el individuo responde a su olor.
Las partículas aromáticas se disuelven en la mucosa nasal que produce la última capa del tejido de la nariz: el epitelio olfatorio. Este epitelio contiene millones de receptores distribuidos en una superficie de menos de 6 cm.
Cada célula quimiorreceptora tiene dos prolongaciones: una que aflora a la superficie de la mucosa nasal; y otra situada en la base del epitelio que hay detrás y que conecta con las fibras nerviosas. Los impulsos nerviosos viajan por dichas fibras y atraviesan el hueso etmoides hasta llegar al paladar y a la cavidad craneal. Una vez aquí, las fibras nerviosas se combinan para formar los bulbos olfatorios y las vías que llevarán los impulsos directamente al sistema límbico.
En el proceso evolutivo del ser humano, el sistema límbico fue una de las primeras partes del cerebro en desarrollarse. Éste controla nuestra memoria, instintos y funciones vitales, lo cual explica porqué un aroma puede ser tan evocador, ya sea el del pan recién cocido, el del café, el de las rosas o el de un desinfectante. Las otras percepciones sensoriales (incluida el tacto) son más lentas debido a que realizan un recorrido más largo antes de ser detectadas, además, dicha detección sucede en áreas del cerebro más sofisticadas. Por tanto, el olfato es un instinto muy básico.
Cuando un estimulo oloroso llega al sistema límbico y en concreto a la amígdala cerebral, ésta lo transforma en sensaciones y emociones que activan el sistema neurovegetativo. Si se activa el sistema simpático el organismo responde con un estado de alerta, pero si se activa el sistema parasimpático se produce un estado de calma y tranquilidad y, de este modo, los efectos psicológicos de los aceites esenciales se transforman en
efectos fisiológicos. Hay que tener en cuenta que el sistema límbico está conectado con el hipotálamo y éste a su vez con la hipófisis, como consecuencia de lo anterior, un estímulo oloroso puede modificar la actividad hormonal o la actividad del sistema inmunitario (entre otras acciones).
Cuando un aceite esencial se aplica sobre la piel se produce un efecto sumatorio porque, además de absorberse por vía transdérmica, también se inhalan sus aromas. Los aceites esenciales penetran eficazmente a través de la piel y alcanzan el torrente sanguíneo (de hecho muchos componentes de los aceites esenciales se utilizan como vehículos para favorecer la penetración de otras sustancias).
El efecto de un aroma en un ser humano depende de varios factores, entre los que se incluyen:
• Cómo se aplica el olor.
• En qué cantidad se aplica.
• Las circunstancias en que se aplica.
• La persona a la que se aplica (edad, sexo, personalidad).
• El estado de ánimo de la persona.
• Las asociaciones previas que pueda tener la persona con ese olor en concreto.
• La anosmia o incapacidad de oler ciertas aromas.
Por lo tanto, debemos buscar las fragancias que tengan más afinidad con la persona a tratar.
Investigaciones recientes realizadas en la universidad de Warwick (Inglaterra) y la universidad de Toho (Japón), encontraron dos tipos de reacciones respecto a los olores, que denominaron respuesta de alta conexión y respuesta de baja conexión. La respuesta de alta conexión está arraigada desde antes del nacimiento y es instintiva; la respuesta de baja conexión se aprende o adquiere a lo largo de la vida.
Cuando se huele alguna sustancia se evoca la memoria emocional. En el sistema límbico está situado el centro de las emociones relacionado con el hipotálamo, que es la parte del cerebro que comunica con las glándulas sexuales.
La memoria asociativa de aromas y de situaciones que evoca nuestro pensamiento hacen de los aceites esenciales un método terapéutico, puesto que la conciencia registra el aroma con la ambientación.
Por ejemplo, que el bebé reconozca a su madre por el olor demuestra la gran importancia del olfato en la vida del ser humano. Desde su infancia, aprende a distinguir los diferentes aromas y los clasifica como olores buenos u olores malos.
El método práctico para trabajar en este campo es crear una batería de olores de los aceites esenciales y que, inicialmente, el paciente los clasifique en:
• Olores buenos o agradables.
• Olores malos o desagradables.
A continuación, dentro de los olores buenos o agradables, los clasifique en:
• Respuesta de alta reacción.
• Respuesta de baja reacción.
El siguiente paso es clasificar los olores malos o desagradables en:
• Respuesta de alta reacción.
• Respuesta de baja reacción.
De esta manera podremos trabajar la memoria asociativa de aromas y situaciones que evocan en nuestro pensamiento respuestas de baja reacción positiva (olor agradable que evoca una situación emocional) u olores desagradables que evocan una respuesta de baja reacción negativa (olor desagradable que evoca una situación emocional).
Las aromas que no desencadenen la memoria asociativa pero que nos evoquen una situación de bienestar (relajación, tranquilidad, etc.) son respuestas de alta reacción de signo positivo; y los olores que no desencadenen en la memoria asociativa un episodio de nuestra vida pero provoquen intranquilidad, estrés, nauseas o cualquier situación desagradable, son respuestas de alta reacción de signo negativo.
La aromaterapia actúa en planos sutiles del organismo, por ello puede utilizarse como terapia vibracional, también como ayuda a la meditación, visualización, concentración, afirmaciones y demás técnicas que buscan el equilibrio y la armonía interior.
FUENTE: Guia de Aromaterapia (Mikel Garcia Iturrioz)
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