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lunes, 12 de noviembre de 2012

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TERAPIA DE ENSUEÑO DIRIGIDO (I Parte)

Terapia psicodinámica con técnicas de Ensueño Dirigido

La Terapia por Ensueño Dirigido (en adelante "ED") surgió en Europa en la década de los años 30 tras los desarrollos fundacionales teóricos y prácticos de Robert Desoille (Lynn y Garske, 1988; Launay, 1982; Berta, 1968).

La técnica básica del ED (Desoille, 1973, 1965, 1945 entre otros trabajos) consiste en generar en el paciente un estado mental intermedio entre la vigilia y el sueño, profundamente relajado en el diván y centrado sobre su mundo interior. 

Se suscita una fantasía visualizada o ensueño vigil primero a través de unos temas estándar propuestos por el terapeuta de carga simbólica universal (viajar al fondo del mar, buscar una llave o una espada, encontrar un tesoro, entrar en una cueva, etc.) y posteriormente a través de cualquier material significativo sugerido por el paciente o el terapeuta (Nadal, 1964): un recuerdo, un fragmento de sueño nocturno, una carta recibida, un hecho real recién acontecido, un objeto aparecido en un ED anterior, etc. 

En el ensueño se estimula que el paciente se mueva dentro de su fantasía onírica (Burner, 1979), estando atento a los acontecimientos, personajes y objetos con los se va encontrando sin proponérselo, e interaccionando activamente con ellos pero sin querer controlarlos o criticarlos. Posteriormente a la sesión del ED, se suceden una serie de sesiones de análisis que pueden ser en el diván o en el cara-a-cara (Desoille, 1961): asociación libre sobre el ensueño, comprensión y elaboración de su significado, y aplicación a la vida cotidiana de lo que apareció en el viaje interior del ED. 

Diferentes autores usan técnicas complementarias: a veces se le pide al paciente que haga un informe de lo visto en cada ED y las emociones surgidas (Desoille, 1966), que dibuje alguna imagen que le haya impactado, que escriba un cuento corto o fantástico sobre el tema, etc (Lebois, 1955). 

Por cada sesión de ED se intercalan tres o cuatro sesiones de análisis, o un número mayor sesiones de elaboración si el paciente presenta una patología grave tal como los trastornos borderline. Por ello se dice que “lo más frecuente en el ED es que los ED sean poco frecuentes” (Berg, 1962). 

Para que una terapia por ED sea realmente transformadora del psiquismo se considera fundamental el aspecto vivencial: se espera que el paciente vaya más allá de visualizar fría y distantemente imágenes sin sentir ninguna resonancia afectiva ni ninguna implicación personal; tanto o más importante que el insight cognitivo de lo que significa el ED, resultan el insight emocional y el esfuerzo por la aplicación práctica a la vida cotidiana externa (Launay, Levine y Maurey, 1982). 

El ED se puede constituir en un proceso terapéutico de uso sistemático: la forma de terapia conocida por sus siglas francesas de R.E.D. (Réve-Eveillé-Dirigé). Pero también puede meramente usarse como una técnica eventual y aislada dentro de una psicoterapia psicodinámica (Duarte, 1968; Desoille, 1950, 1954) e incluso simplemente como un ejercicio de desarrollo personal y auto-conocimiento no necesariamente terapéutico (Cavalier, 1993). 

Los ED’s pueden han sido utilizados como diagnóstico de tipo proyectivo, como exploración general de la afectividad consciente e inconsciente con diferentes niveles de regresión tópica (Desoille, 1938), como habituación al paciente de contactar con sus propios estados emocionales y sus conflictos íntimos (Fabre y Levine, 1971), como técnica terapéutica de enfrentarse a sus angustias y miedos (De Vriese, 1971; Bevand, 1961), como intento de superar represiones y encarar y trasformar sublimándolos otros mecanismos de defensa rígidos y excesivamente habituales (Levine, 1982), como método para integrar elementos disociados de la personalidad (Levine, 1972), y como forma de desarrollar nuevas actitudes vitales primero en la imaginación y luego en la vida real (Meichenbaum, 1978). 

La terapia por ED inicialmente desarrollada por Desoille es tributaria de los trabajos de Janet (estados mentales variados coexistentes de variable intensidad), de Freud (contenidos inconscientes reprimidos y su análisis), Caslant (técnica de movimientos en un espacio imaginario interno), y de Pavlov (contracondicionamiento de respuestas emocionales). Posteriormente el ED se ha visto muy influenciada por la Psicología Analítica (Nadal, 1963; Lebois, 1955) de Jung (símbolos, arquetipos e inconsciente colectivo, imaginación activa como forma de acceder a ellos, técnica de la ampliación, etc) y otros aportes psicoanalíticos estándar (Rodríguez del Álamo, 1992; Duarte, 1968) tales como las técnicas interpretativas y de experiencia emocional correctiva, manejo de la transferencia, teorías klenianas de los objetos internos primitivos, así como las propuestas analíticas de niveles funcionales del psiquismo según modelos organizacionales de la mente de creciente complejidad (Gedo y Goldberg, 1980). 


Desarrollos teoricos y practicos del ED
Los primeros estudios de ED se centraron en las temáticas de las visualizaciones y sus transformaciones simbólicas en relación a los cambios sintomáticos y caracteriales. Posteriormente se prestó mas atención a la evolución del proceso terapéutico en sí mismo y sobre todo a las complejas relaciones dinámicas (Maurey, 1982b) que se establecen entre el paciente (transferencia), el terapeuta (contratransferencia) y el ED (tercer polo) (Fayol, 1966). 

Hay que partir del hecho que el paciente genera ensueños estimulado por la presencia del terapeuta. Es importante analizar el sistema motivacional transferencial inconsciente desde el que se posiciona el paciente alelaborar un ED, o sea por qué y para qué ensueña (Rodríguez del Álamo, 1992). 

¿Porque considera instrumentalmente el ED como beneficioso para su cura y desarrollo mental o más bien para someterse al deseodel terapeuta que pide obtener ED’s de su paciente?
Un paciente que va produciendo interesantes ensueños a lo largo de las sesiones
¿implica una flexibilización y mejoría en su funcionamiento psíquico, o por el contrario que desea seducir sexualmente a su terapeuta con la sensorialidad de sus visualizaciones, o puede que también lo que pretenda sea obtener beneficios narcisistas al ser considerado como “el mejor paciente” que jamás haya tenido?
Al generar ED de gran carga emocional. ¿el paciente está elaborando intrapsíquicamente conflictos reprimidos inconscientes ahora accesibles a la consciencia, o bien está buscando fusionarse con el terapeuta logrando una gran intimidad simbiótica y cercanía afectiva con él, o bien está depositando masivamente angustias y aspectos no gratificantes o terroríficos en el terapeuta justamente para no tener que asumirlos y manejarlos e inducir así que sea el terapeuta quien se ocupe de ellos (identificación proyectiva)?
El paciente que produce muchos ensueños ¿es un mecanismo intrapsíquico positivo de facilitación del contacto con su propio inconsciente, o quizás una resistencia contra la focalización de la atención del terapeuta en los problemas reales de la vida externa?
Y el paciente que no genera ensueños ¿es un alexitímico primario con escasa riqueza de vida mental e incapacidad para nombrar simbólicamente sus procesos íntimos, o quizás es que mantiene unos mecanismos muy intensos de represión de contenidos temidos o inaceptables para su consciencia, o que por rivalidad narcisista o por envidia agresiva desea hacer fracasar al terapeuta en su tarea de analizar ED’s porque no acepta que haya un “otro” que sepa más que el paciente y que esté en una posición de superior, o quizás es que sufre angustias fóbico-paranoides de ser invadido en su mente por el terapeuta si le da a conocer sus intimidades?
 Para los terapeutas de orientación psicoanalítica, tanto para los que incluyen técnicas afines al ED como para los que no lo hacen, es fundamental considerar lo que está ocurriendo en el aquí-y-ahora de la sesión entre paciente y terapeuta ya que es fiel muestra de los módulos motivacionales activos en el psiquismo del sujeto, si se quiere una modificación específica y nuclear de la patología psíquica del sujeto y no sólo trabajar en la periferia de la misma (Bleichmar, 1997).


Una correcta actualización del ED hoy día se puede encontrar en Launay (1982). Unas de las mejores descripciones técnicas de los usos combinados del diván y del cara a cara que se pueden dar en los ED puede leerse en Maurey (1982a). La tan controvertida cuestión de la así llamada directividad en la cura se puede hallar en Dufour (1970). Por su parte Levine (1982) aporta sus estudios sobre la importancia terapéutica del análisis de la forma, el contenido, la secuencia y la técnica en ED desde un punto de vista  cercano al psicoanálisis. 

El vínculo con las teorías analíticas ha sido profundizado por Fusini (1970), así como por Dalbiez. Una sistemática de los temas de ascenso y descenso, así como sus variaciones se pueden leer extensamente en Fabre (1975) autora que aporta la nota original de una formación inicial lacaniana. Gilles (1971) se centra por su parte en considerar la corriente interpretativa y no interpretativa dentro de la Terapia ED.

El ED en cuanto técnica de visualización puede mostrar puntos de similitud y también diferencias con terapias de otros modelos (Pérez y Ruiz, 2001): así las orientadas psicoanalítica o dinámicamente tales como la imaginación activa de Jung, la imaginería afectiva de Leuner, la terapia proyectiva de Wolberg y Vidal, la psicoterapia eidética de Ahsen, la técnica de imágenes de Guillerey o de Shorr, etc. Desde el campo de la terapia cognitiva (Caro, 2003) nos encontramos con un vasto repertorio de técnicas de visualización afines al ED: por ejemplo McKay y Davis (autoestima, estrés...) o Wathermann (entrenamiento mental de habilidades sociales y asertividad). 

Desde el paradigma conductual y neoconductual (Macía y Méndez, 1988; Mayor y Labrador, 1984) se vienen utilizando recursos de visualización controlada en el tratamiento de fobias a través de la ya clásica desensibilización sistemática de Wolpe, el condicionamiento y autorrefuerzo encubierto de Cautela, la aplicación a depresiones realizada por Cervantes, el uso de la exposición en la imaginación en el tratamiento inicial de la agorofobia, etc.

Sin encuadrarse rígidamente en ninguna corriente encontramos símiles del ED en técnicas de relajación psicofísica por ejemplo el nivel superior del entrenamiento autógeno de Schultz (1969), en terapia psico-oncológica según el método descrito por Simonton, Matthews-Simonton y Creighton (1978), en técnicas gestálticas y en ese cajón de sastre llamado auto-ayuda, por ejemplo véase Cavallier (1993).


FUENTE: PSIQUIATRIA.COM

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