Siempre aparecen esos títulos que encajan justo en medio de la sorpresa y la ingenuidad.
El caso que nos ocupa pertenece a la BBC, un medio de comunicación que mantiene su prestigio en el mundo de las noticias y reza así:
"¿Qué hace una antropóloga en una empresa
que fabrica chips?"
La respuesta se encuentra en el desarrollo del artículo que, para desilusión de los que esperaban que la función apuntara al interior de la organización -para lo que valdría lo mismo que fueran chips, lápices, bulones o cualquier otra cosa-, en realidad se refiere a la conducta de los consumidores. En otros términos, cómo adecuar el producto para vender más.
Genevieve Bell es antropóloga corporativa de Intel. Ingresó hace trece años con el objetivo de ayudar a "entender a los seres humanos". Más puntualmente, apoyar a los diseñadores a comprender los gustos y preferencias de los usuarios.
Para esto se realizaron trabajos de campo, visitando hogares, haciendo encuestas cuantitativas y cualitativas sobre cómo se relaciona la gente respecto de las nuevas tecnologías.
Una de sus experiencias más interesantes fue comparar cómo se manejan las sociedades asiáticas, a diferencia de Europa Occidental o Estados Unidos. Indonesia, por ejemplo, es una de los países donde la proporción de usuarios de Facebook es una de las más grandes del mundo, pero debido a las dificultades en las conexiones a Internet mediante banda ancha, la mayoría se conecta a través de los teléfonos celulares. Esta situación reorienta a los diseñadores hacia ese mercado.
La idea no es mala, de ningún modo. La mirada de un antropólogo sobre la sociedad puede ser bastante más abarcadora que las técnicas conductistas, habitualmente simplificadoras de las complejidades de los seres humanos, individual y socialmente considerados. Pero los objetivos podrían ser igualmente válidos para entender a las micro o megas sociedades que se desarrollan bajo el nombre genérico de "empresas" o "corporaciones".
Cualquiera que se haya iniciado en una organización, ya sea por primera vez o mediante un cambio de trabajo, debió percibir una serie de valores y rituales que la diferencia de sus experiencias anteriores. La variedad es casi infinita, y va desde el modo de saludar al principio de la jornada hasta la identificación de cuáles son los peores pecados a cometer.
En algunos lugares, la puntualidad es una religión que quien no profesa se expone a ser expulsado. En otros, es una cualidad poco considerada y toda cita tiene una relatividad de alrededor de media hora. Lo mismo sucede con la vestimenta, los modales al dirigirse a un superior o a un compañero, entre otras cosas. Todo este conjunto suele ser reducido a una palabra: cultura.
Sirve para diagnosticar malamente cualquier situación que no puede explicarse y es harto frecuente escucharla en boca de los estudiantes de Administración o Recursos Humanos, pero lo grave es que no son los únicos, sino que también la pronuncian los gurúes, echando un manto sobre lo que no pueden describir debidamente.
Entonces, ante la pregunta sobre qué hace una antropóloga en una empresa, habría que revertirla cuestionando por qué no hay antropólogos en las empresas, donde el tejido de relaciones humanas define, de un modo para nada ingenieril, cómo termina siendo elaborado un producto, cualquiera que sea éste: una computadora, un bulón, un auto, una Biblia o un calefón.
FUENTE: Diario La Nacion
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